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La relación entre el intestino y el sistema inmunológico ha despertado gran interés en los últimos años, en especial dentro de la salud integrativa y funcional.
Gracias a numerosos estudios, se ha descubierto que un desequilibrio en el microbioma intestinal, conocido como disbiosis, puede ser uno de los factores claveen el desarrollo de diversas enfermedades autoinmunes.
En este artículo exploraremos cómo la disbiosis intestinal puede influir en la aparición de estas patologías y cómo la nutrición integrativa y la PNIe pueden desempeñar un papel central en su prevención y tratamiento.
La disbiosis intestinal es un desequilibrio en el conjunto de microorganismos que viven en nuestro intestino, conocido como microbiota. Nuestro intestino alberga
trillones de bacterias, hongos, virus y otros microorganismos, que forman una comunidad compleja y diversa. Estos “bichitos” no están ahí por casualidad, sino quejuegan un papel crucial en nuestra salud, ayudando en la digestión, la producción de nutrientes esenciales, e incluso en la regulación del sistema inmunológico.
Cuando todo está en equilibrio, estas bacterias "buenas" mantienen a raya a las bacterias dañinas y otros patógenos, protegiendo la salud intestinal y general.
Sin embargo, cuando ese equilibrio se altera, es cuando aparece la disbiosis.
¿Y qué provoca este desequilibrio? ❌
Una de las principales causas es una dieta pobre en nutrientes esenciales de calidad, especialmente aquellas ricas en alimentos ultraprocesados, azúcares refinados y grasas no saludables.
Además, el uso prolongado de antibióticos también puede ser un factor determinante, ya que, aunque estos medicamentos son útiles para combatir infecciones, también destruyen parte de las bacterias beneficiosas del intestino.
El estrés crónico, tan común en nuestra vida diaria, es otro factor importante, ya que puede alterar la comunicación entre el cerebro y el intestino, afectando la microbiota.
Por último, la exposición constante a toxinas ambientales, como pesticidas o metales pesados, también puede contribuir al desarrollo de disbiosis.
El intestino se llama a menudo nuestro "segundo cerebro", no solo por la cantidad de neuronas que contiene, sino también por su íntima relación con el sistema inmunológico.
Aproximadamente el 70% de nuestro sistema inmunológico reside en el intestino, lo que lo convierte en una barrera esencial entre nuestro cuerpo y los agentes externos. Una microbiota equilibrada ayuda a mantener la integridad de la mucosa intestinal, la cual actúa como una línea de defensa contra patógenos, toxinas y antígenos alimentarios.
Cuando ocurre disbiosis, se puede alterar la función de esta barrera, permitiendo que sustancias extrañas entren en el torrente sanguíneo, lo que puede desencadenar una respuesta inmune inadecuada.
Esta respuesta excesiva o desregulada es uno de los mecanismos que desencadenan procesos autoinmunes, donde el sistema inmunológico comienza a atacar por error los propios tejidos del cuerpo.
Diversos estudios científicos han demostrado que la disbiosis intestinal puede desempeñar un papel crucial en el desarrollo de enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide, la enfermedad celíaca, el lupus eritematoso sistémico y la esclerosis múltiple, entre otras.
Uno de los principales mecanismos implicados es el aumento de la permeabilidad intestinal, también conocido como "intestino permeable" o "leaky gut" en inglés. Cuando la barrera intestinal está dañada, se permite la entrada de partículas de alimentos no digeridos, toxinas, bacterias, parásitos y virus, lo que activa una respuesta inmune. Este proceso puede predisponer al cuerpo a desarrollar inflamación crónica o de bajo grado y, a la larga, respuestas autoinmunes.
Estudios científicos que vinculan la disbiosis y las enfermedades autoinmunes
Un estudio publicado en la revista Frontiers in Immunology destaca cómo la disbiosis puede alterar la homeostasis del sistema inmunológico y promover enfermedades autoinmunes a través de las alteraciones en la función de las células inmunitarias clave, como las células T reguladoras y los linfocitos B (Zhao et al. ., 2021). Otro estudio en Nature Reviews Rheumatology señala cómo ciertos desequilibrios en la microbiota pueden estar involucrados en el desarrollo de artritis reumatoide, afectando directamente la inflamación y la autoinmunidad (Scher & Abramson, 2011).
Estas investigaciones destacan que el microbioma no solo afecta la digestión, sino que también es un modulador clave del sistema inmunológico.
Claves desde la nutrición integrativa para equilibrar la microbiota y prevenir enfermedades autoinmunes
La nutrición integrativa reconoce que no existe una "dieta única" para todos, sino que busca personalizar la alimentación para cada individuo según sus necesidades.
Aunque siempre teniendo como punto de partida la denominada “alimentación antiinflamatoria”, que no es otra que la basada en alimentos “reales”, frescos y naturales.
Evitando al máximo los productos procesados y refinados. A continuación, exponemos algunos principios clave desde esta perspectiva para abordar la disbiosis intestinal y su impacto en las enfermedades autoinmunes.
Los prebióticos son fibras no digeribles que sirven como alimento para las bacterias beneficiosas del intestino, ayudando a promover su crecimiento. Alimentos como los espárragos, alcachofas, ajo, cebolla y plátano verde son ricos en prebióticos naturales. Así como los hidratos de carbono convertidos en “almidón resistente” (patata, boniato, arroz enfriados). También los alimentos fermentados como el kéfir, el chucrut, el kimchi y el yogur contienen probióticos que son bacterias beneficiosas que ayudan a restaurar el equilibrio de la microbiota.
Un estudio en The American Journal of Clinical Nutrition demostró que una dieta alta en fibra y alimentos fermentados puede mejorar la diversidad microbiana intestinal, lo que es crucial para mantener la salud inmune (Makki et al., 2018).
Los alimentos ultraprocesados, con altos niveles de azúcares refinados, grasas trans y aditivos químicos, han demostrado ser uno de los principales factores que afectan negativamente la salud intestinal y, a su vez, aumentan el riesgo de enfermedades autoinmunes.
Este tipo de alimentación no solo altera la composición de la microbiota
intestinal, favoreciendo el crecimiento de bacterias patógenas, sino que también promueve la inflamación sistémica, que es un factor clave en el desarrollo de
enfermedades crónicas y autoinmunes.
Las grasas saludables, como las que se encuentran en el aceite de oliva virgen extra, los aguacates y los frutos secos, poseen propiedades antiinflamatorias y son fundamentales para la integridad de la barrera intestinal. Los ácidos grasos omega-3, presentes en pescados grasos como el salmón y las sardinas, también ayudan a reducir la inflamación sistémica y mejorar la salud intestinal.
En estudios y revisiones científicas como la publicada en Frontiers sugieren que los omega-3 pueden modular el sistema inmunológico y mejorar la permeabilidad
intestinal, lo que podría ayudar a prevenir la progresión de enfermedades autoinmunes (Frontiers in immunology, 2019).
El estrés crónico es uno de los factores que más afecta al microbioma intestinal, favoreciendo la disbiosis y debilitando la función inmune. Técnicas como la meditación, el yoga y el BreathWork pueden ayudar a reducir el estrés, mejorar la función digestiva y proteger la microbiota.
Un estudio publicado en BMC Microbiology encontró que el estrés crónico puede alterar el eje intestino-cerebro, afectando la microbiota intestinal y aumentando las respuestas autoinmunes (Galley, JD, Nelson, MC, Yu, Z. et al.).
La disbiosis intestinal es un factor crucial en la aparición y progresión de enfermedades autoinmunes. Desde la perspectiva de la nutrición integrativa y la medicina funcional, es posible intervenir y prevenir el desarrollo de estas condiciones a través de la alimentación y cambios en el estilo de vida.
Optar por una alimentación antiinflamatoria, rica en fibra prebiótica, alimentos fermentados, grasas saludables y suplementación personalizada con probióticos puede ayudar a restaurar el equilibrio de la microbiota y mantener un sistema inmunológico en armonía.
Mantener un enfoque holístico, que también incluya la gestión del estrés y el autocuidado, es esencial para cuidar la salud intestinal y, con ello, prevenir el posible desarrollo de enfermedades autoinmunes.
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