octubre 22, 2021
Los coronavirus son un tipo de virus RNA que tienen una gran capacidad de adaptación en otras especies y son muy variables. La pandemia empezó en diciembre de 2019 en Wuhan, China, donde se detectó el virus que hoy llamamos SARS-CoV-2. Debido a sus las proteínas S (lo que llamamos “spike”, como pequeñas púas) se anclan a nuestras células para poder proliferar. A diferencia de otros virus como SARS o MERS este virus es menos letal, sin embargo tiene una afinidad de entre 10-20 veces superior a SARS-CoV-1 y tiene una tasa de reproducción mucho más elevada que otros coronavirus.
Este virus es capaz de entrar en nuestro cuerpo a través de unos receptores, unas “puertas” llamadas ACE2 localizadas en nuestras células, dónde el virus se ancla. Estos receptores están en elevadas cantidades en las células alveolares tipo I y tipo II células gástricas y enterocitos, en el hígado y los conductos biliares.
La infección por COVID-19 tiene efectos multisistémicos, que incluyen inflamación sistémica, desregulación inmune, activación del eje hipotalámico-pituitario-adrenocortical que conduce a inmunosupresión y linfopenia, un estado de hipercoagulabilidad, encefalopatía y encefalitis, y falla sistémica de órganos (Iadecola et al. 2020).
¿De qué hablamos cuando hablamos de long Covid?
Aunque el 33-45% de las infecciones por COVID-19 son asintomáticas, algunas personas sufren secuelas y otros problemas de salud que se persisten más de 4 a 6 semanas.
Un 10/20% (alguons estudios apuntan hasta un 15-20%) sufre lo que llamamos COVID Persistente o Long COVID: estas personas no se recuperan por completo pasadas 4 semanas y permanecen con sintomatología que los incapacita afectando a su calidad de vida. Las mujeres de mediana edad y varones con comorbilidades asociadas alrededor de los 70 años son quienes más predomina el LC. Los síntomas más persistentes e incluso incapacitantes son:
¿Cuales son las hipótesis detrás del Long Covid?
Aún nos falta mucha información y algunos síntomas no se les puede dar aún una explicación exacta, sin embargo sí que hay varias hipótesis:
Cuanto más inflamación haya ocurrido durante la infección peor será la recuperación y más probabilidades tendremos de sufrir secuelas. Sabemos que las personas con hipertensión, diabetes, obesidad, resistencia a la insulina y fumadores, entre otros, agravan los cuadros y aumenta el riesgo de sufrir un covid mucho más grave, por lo tanto, aunque la genética sea un factor más, sabemos con seguridad que nuestro estilo de vida puede ayudarnos a prevenir el riesgo de contagios, a tener un COVID mucho más leve y a recuperarnos antes.
Por ejemplo según un metaanálisis publicado en Medrxiv se concluye que unos niveles adecuados de Vitamina D comportan una disminución significativa de la mortalidad ante la infección y una tasa más baja de ingreso en la unidad de cuidados intensivos (UCI), además de una disminución de los marcadores inflamatorios.
También un trabajo de Salgado-Aranda publicado por miembros del Hospital Clínico San Carlos de Madrid (2021) se observaba que el sedentarismo aumentaba x6 los riesgos de mortalidad por COVID-19.
Otra revisión narrativa concluye que el zinc inhibe la replicación de virus como el SARS-coronavirus, hepatitis C, hepatitis E y el influenza H1N1. El zinc además puede de inhibir ARN polimerasa dependiente de ARN deteniendo la replicación del virus en el huésped. Los niveles de zinc suelen ser bajos en los pacientes sépticos y se correlacionan inversamente con la severidad de la enfermedad y la presencia de citocinas proinflamatorias como IL‑6, IL‑8 y TNFα.
Como vemos, estos son solo algunos de los muchos estudios que demuestran que la nutrición y el estilo de vida pueden marcar una clara diferencia en como pasamos esta infección y nuestra capacidad para recuperarnos.
¿Qué puedo hacer entonces para mejorar el long covid?
En un primer punto debemos recordar que debemos acudir a nuestro médico para que nos hagan un correcto seguimiento de nuestro caso, pues cada persona tiene unas afecciones y síntomas diferentes y por lo tanto, el abordaje será distinto.
En segundo lugar debemos tener en cuenta que a parte de los síntomas físicos debemos prestar atención a la salud mental. Muchos pacientes sufren de estrés postraumático, ansiedad y depresión por miedo al contagio y debido también al distanciamiento social. La anagustia, la soledad, la tristeza e impotencia de la situación que causa esta pandemia deben tenerse en cuenta para tratar al paciente de una manera más holística e integrativa. El apoyo de un psicólogo en personas que sufren este tipo de problemas de salud mental debería ser indispensable para la mejoría del paciente.
Finalmente una nutrición anti inflamatoria nos ayudará a recuperarnos y a fortalecer nuestro sistema inmune ante posibles nuevas infecciones.
La reducción de comidas a 2 o 3 al día y el ayuno intermitente de 14 a 16 horas también podría ayudar a reducir los niveles de inflamación.
Recomendariamos evitar alimentos procesados y altos en azúcares, centrándonos en que en cada plato consumamos proteínas de calidad (huevo, carne, pescado, lácteos…), grasas saludables (aguacate, aceite de oliva, aceitunas, aceite de coco, pescado azul pequeño…) y carbohidratos de bajo índice glucémico (tubérculos, quinoa, trigo sarraceno…). El consumo de crucíferas, uvas, cebolla, té verde, jengibre, cúrcuma y los frutos rojos ayudarán a reducir los niveles de NF-kB y regular la inflamación.
Debido a la cascada inflamatoria que provoca COVID 19 y que la mayoría de pacientes en Europa presentan unos niveles desequilibrados de Omega 3 para poder resolver la inflamación, vemos beneficiosa la administración de 4 a 10gr de principio activo de Omega 3 diarios, de 60% EPA y 40% DHEA.
También sería recomendable la adminstración de vitamina D, altamente deficitaria en la población mundial para ayudar a nuestro sistema inmune a resolver la inflamación, reducir la presión arterial, regular los niveles de azúcar entre muchos otros beneficios. Será importante la suplementación con Magnesio, pues la vitamina D genera depleción de este mineral que es clave en el metabolismo de la vitamina D para que se exprese el receptor celular VDR, par que la vitamina D se una a la proteína de unión y para sintetizar 25-OH D y 1,25 (OH). Se recomienda evaluar los niveles de minerales y vitaminas como el selenio, zinc, hierro, cobre, etc de manera individualizada.
Finalmente recomendamos la realización de ejercicio aeróbico controlado y sobretodo entrenamiento de la fuerza para recuperar la masa muscular perdida que suele ocurrir debido a la inactividad y a la infección, además de los múltiples beneficios en la regulación del sistema inmune, el impacto salud mitocondrial y en el metabolismo en la inflamación.
Sin duda el abordaje holistico e individualizado del paciente es indispensable para una resolución de los síntomas y una mejoría de la calidad de vida.
Si deseas poner remedio a la fatiga y otros síntomas relacionados con el long-covid, solicita tu cita aquí.
Fuentes
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